Del dicho al hecho, por Nélida Zaitegi

Tras la jornada “La mejora de la convivencia en los centros educativos: Confiar en la fuerza de la educación” realizadas por el MECD hace un par de semanas, Nélida Zaitegi, cofundadora y miembro de CONVIVES, comparte con la comunidad educativa algunas reflexiones al respecto publicadas en el BlogCanalEducación.
Agradecemos a Neli que haya puesto palabras a la indignación compartida por nuestra Asociación ante al tratamiento que se le ha dado a la convivencia escolar y, como colofón, al modo como se pretende mejorarla.

Cómo dice Neli, citando a Pitágoras, “Educad al niño y no será necesario castigar al hombre” Habrá que recordárselo a todas aquellas personas que ahora se ponen a toda prisa a elaborar un Plan de Convivencia Nacional sin tener en cuenta lo que ellas mismas proclaman en el título de la Jornada: Confiar en la fuerza de la educación.
Reproducimos a continuación el texto íntegro.



DEL DICHO AL HECHO


"Educad al niño y no será necesario castigar al hombre” Pitágoras

Después de las jornadas “La mejora de la convivencia en los centros educativos: Confiar en la fuerza de la educación” realizadas por el MECD hace un par de semanas, quiero compartir con la comunidad educativa algunas reflexiones al respecto.

A punto de finalizar la legislatura, no es el momento de propuestas de futuro, sino de cerrar carpetas de evaluar los éxitos y fracasos y los procesos que los han dado lugar.

Esto es lo que hacemos los centros educativos al terminar cada curso escolar: una memoria evaluativa. A partir de ella, cuando se analizan los logros y los fallos, es cuando puede hablarse de planes para el futuro y plantear los objetivos pertinentes para el siguiente curso escolar.

Esto no es una ocurrencia, está contrastado teórica y empíricamente como un proceso de gestión para la mejora continua.
Entiendo que tras cuatro años de gobierno, habría que poner sobre la mesa sus éxitos y fracasos y elaborar una memoria evaluativa de su gestión.
Sin embargo, no hay una mirada hacia atrás para aprender y mejorar, sino que se celebran una jornadas de convivencia estatales cuya finalidad es, leo textualmente: “recoger aportaciones de las experiencias expuestas y de las conferencias impartidas”, que le sirvan al Ministerio para presentar una propuesta de Plan Nacional de Convivencia “que se elevará a la Comisión General de Educación para su elaboración definitiva con las aportaciones de todas las Comunidades Autónomas y que deberá responder a principios tales como el rigor científico y fomento de la investigación; el carácter preventivo; la inclusión educativa y la solidaridad y transformación social” en palabras del Ministro de Educación.

Soy miembro del Observatorio Estatal de la Convivencia desde el 2011 y durante los últimos cuatro años no se ha hecho una sola convocatoria. Que yo sepa, no se ha eliminado oficialmente, pero sí en la práctica. Cuatro años de parón en un tema que ahora se considera tan importante que hasta lo inaugura el Ministro.

Más vale tarde que nunca, aunque hacerlo a estas alturas, a poco más de un mes del inicio de la campaña electoral, da que pensar.
Recuerdo los Congresos de Convivencia anuales del Ministerio y cómo, a través de ellos, se fue fraguando una auténtica colaboración interterritorial. Las personas responsables de la convivencia en las distintas CCAA nos conocimos, debatimos, pusimos en común y compartimos planes y proyectos; tanto que cuando estos encuentros finalizaron nos resistimos a perder aquella riqueza y creamos la asociación CONVIVES y la revista del mismo nombre.

Confía en la fuerza de la educación. Bonito título que yo comparto porque la convivencia positiva se aprende a través de una educación en y para la convivencia. Claro que esto no se vislumbra en las dos ponencias marco que corren a cargo de la Directora de la Agencia Española de Protección de Datos y de una Profesora de Sociología y con la presencia en ellas de la inspectora jefa de la Policía Nacional, la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y de Menores de Madrid.

Con todo mi respeto hacia las personas, ahí, en esas instituciones, a las que representan, no está la fuerza de la educación en la que me piden que confíe.
¿Dónde están la pedagogía, la psicología, la orientación.... la voz del profesorado preocupado y ocupado en educar cada día? ¿Dónde, la fuerza de la educación?

He hecho una revisión de las noticias de prensa posteriores. 17 periódicos, según la web del ministerio, y leo cosas como estas: 
Otra vez, con respeto a las personas e instituciones implicadas,¡¡¡¡ ESTO NO ES EDUCAR!!!! La educación es otra cosa; que nadie intente confundirnos. No he entendido, entiendo, ni entenderé la presencia las fuerzas de seguridad en los centros educativos de modo habitual y sistemático como se propone.

Si se trata de informar, ¿no puede hacerlo el profesorado? ¿no hay personas competentes y preparadas en el centro para hacerlo? Y hacerlo, sobre todo, desde una óptica educativa, teniendo en cuanta a quien y para qué se informa. ¿Quién mejor que una persona docente profesional puede hacerlo?

Además, saber, conocer, es sólo una parte de la educación, y la profesionalidad de los docentes y su preparación es garantía de que pueden hacerlo mejor que nadie. El profesorado sabe que no se educa desde lo punitivo sino desde lo afectivo; que siempre se educa a favor y no en contra; que la mayor seguridad es ser y estar rodeado de buenas personas. Esta y la finalidad de la educación y su verdadera fuerza.

Si se trata de asustar, de meter el miedo en el cuerpo del alumnado y disuadir de conductas inadecuadas (como alguien de la Guardia Civil me dijo una vez), entonces.....

Esta no es la educación en la que puedo ni quiero confiar
Se inaugura el congreso insistiendo, en palabra del Ministro, en que no se utilicen ocurrencias sino evidencias. Por eso, me gustaría que las evidencias que justifican la elección de algunas propuestas se hagan explícitas, porque, yo al menos, las desconozco.

¿Ocurrencias por evidencias?
El miedo al castigo, a que me pillen, no implica ningún desarrollo moral (ver lo que dice Kolbert), eso es ya sabido, no es ninguna ocurrencia. Solo actuando sobre los valores y actitudes se puede educar en y para la convivencia positiva, lo demás se llama miedo al castigo que es el estadio más bajo en el desarrollo moral de las personas.

Manuel Segura dice que aprender a convivir tiene tres claves: aprender a pensar, gestionar los sentimientos y desarrollar valores. Nada de esto se ha evidenciado en estas jornadas, a excepción de en alguna de las experiencias presentadas.

Existen numerosas referencias bibliográficas e investigaciones que evidencian lo que realmente educa y hace buenas personas.
La verdadera fuerza de la educación está en trabajar desde dentro, en el disco duro de cada niño y niña: la autorregulación, la empatía, la ética del cuidado, la compasión, la justicia y la solidaridad. Y esto se hace día a día, abordando los conflictos y aprendiendo a gestionarlos, aprendiendo a pensar y a sentir en la piel propia y ajena y viviendo los valores que nos hacen buenas personas.

Nélida Zaitegi

Octubre 2015


Esta reflexión ha sido publicada el 26 de octubre de 2015 en  

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