El rol de orientadores y orientadoras en la gestión de la convivencia

Resumen:

El rol del orientador y la orientadora incluye una multiplicidad de funciones, tan amplias como poco definidas desde las normativas de las diferentes administraciones educativas. Prácticamente está en todo y en todo tiene que intervenir, pues ha acabado siendo un lugar común incluir en casi todos los planes y ámbitos de intervención de un centro educativo su intervención, asignándole la mayoría de las veces funciones ambiguas que se pueden prestar a múltiples interpretaciones en función del talante personal, perfil formativo y actitud profesional. Y es debido a esta indefinición que se hace necesario concretar las responsabilidades y perfilar las funciones para evitar caer en la sensación de no estar haciendo lo suficiente (pecar por defecto) o de estar haciendo más de lo que nos corresponde (pecar por exceso). Lo dicho anteriormente se hace más patente en el caso de la convivencia, donde el orientador o la orientadora pueden implicarse hasta la médula y adoptar un papel de liderazgo (a veces compartido con el equipo directivo y a veces con algunos profesores implicados y potentes), o mantenerse al margen y mojarse sólo lo estrictamente imprescindible. Quizá lo deseable sea combinar la máxima eficacia e implicación profesional con una saludable protección emocional para no verse desbordados por un exceso de frentes abiertos, frustrados por la falta de resultados o desencantados con la falta de implicación de algunos compañeros y compañeras.



Revista Convives nº 9 Orientación y Convivencia Escolar

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